viernes, 24 de septiembre de 2010

El verde, verde, verde Colima

Otra vez el aire me fue a llevar a otra esquina desconocida del país. Desconocida para mí, que ni siquiera la ubicaba en el mapa. Lo único que sabía era que dentro del estado de Colima está Comala. Ahora también sé que Colima es verde, que es muy pequeño, muy barato y que se puede ver un hermoso y enorme volcán desde ahí.

¿Y por qué Comala?

Un fin de semana en Colima no es para desperdiciarse, así que antes de irme vi en un mapa que Comala estaba muy cerca de Colima pero no tenía idea de que fuera tan cerca. Solo 7 km y ya estás ahí. No podía desaprovechar la oportunidad de estar en Colima y no ir a Comala, eso sería imperdonable para mí.

-¿y por qué Comala?- me preguntó el chico de guadalajara al que yo le pedí referencia sobre los camiones para llegar a Comala. Todos me miraban raro cuando les preguntaba por Comala pero él ,que tampoco era de ahí, se atrevió a preguntar.

- Porque es famoso- le respondí.
-¿ah si?
-Si, por el libro de Pedro Páramo de Juan Rulfo.
-No lo he leído.
-Yo tampoco, pero sé que el lugar es conocido por eso.

Así es, no tenía ni idea de que encontrar en Comala pero tenía que descubrirlo yo misma. Sin folletos para turistas ni imagenes previas.


El guía de turista


Que resulta que en Comala, el camión no lo pagas al subirte, tu pasas, te sientas y a medio camino, un muchacho pasa cobrando. Noté que a varias personas les cobraba diferente, así que para no pasar osos mejor le pregunté al señor de al lado que cuanto cobraba el camión.

-¿hasta donde va?
-aquí a Comala
-¿a que parte?
-mmmm al centro!
-son 7.50, pero el camión no pasa por el centro, hasta que ya regresa pasa por ahí.
-¿me deja muy lejos?
-como a 3 cuadras
-aaaa si son 3 cuadras las puedo caminar
-lo que pasa es que está en reparación las calles por eso no entra bien al centro, por eso le pregunto que a donde mero va?
-voy nomás a conocer
-aaa es muy bonito Comala, y Hacienda Nogares, ¿ya conoce ahí?
-no, no conozco nada.
-Vaya a Nogares, esta bien cerca, pasa un camion y la lleva para allá.
-¿y ahí que hay?
-Pues está la hacienda, y el museo, y el ecoparque.
-¿Museo? ah! entonces si debe estar padre.
- Le recomiendo que vaya, ahí en Comala, frente a la escuela hay una tiendita, ahí pregunteles como llegar.

Y en eso que se para el camión y se empieza a bajar la gente y que el señor me hace señas de que ya me baje y pues yo todavía no veía el pueblo por ningún lugar, ni modo me bajé y el se ofreció a llevarme al centro de Comala. Me señaló que si le daba hacia arriba llegaba a Nogares, que él era de allá pero que se ofrecía a llevarme al centro. Me indicó donde tomar el camión para ir a Nogares, como regresarme a Colima y me dejó en el centro.


El despertar de los sentidos


Comala te recibe con 2 sentidos: el olfato y la vista. Por tratarse de un pueblo panadero ese olorcito a pan te da la bienvenida desde las primera calles. Por otro lado, las fachadas blancas de casas y negocios saltan a la vista. Nunca tanta monotonía me pareció pintoresca. Me tomé la foto con Juan Rulfo, recorrí algunas calles, noté que el pueblo es muy quieto, todo en blanco, me empecé a apartar y luego decidí ir a Nogares, ¿que podía perder?






Un rinconcito del cielo


La hacienda no está lejos, lo que pasa es que es de subida, por eso es mejor tomar un camión. Entré primero a la tienda de souvenirs y un letrero advertía que ahí no era entrada al ecoparque. Luego un centro cultural (o sea la hacienda) que fue la casa de un pintor y que ofrecía la entrada al ecoparque. La verdad, la idea del ecoparque no me entusiasmaba, eso de la naturaleza y el olor a verde y los mosquitos y el sol no son lo mío.



Una vez adentro de la hacienda, vuelvo a poner sencibles la vista y el olfato pues una habitación oscura es de los primeros lugares a visitar. ¿Se podrá entrar?... pues no decía que no. Un ligero olor a naftalina le daba ambiente a ese lugar. Prendí la luz y el lugar tenía muebles que fueron originales de la hacienda y que habían sido inspiración para algunas de las pinturas del señor. Nunca me han atraído las antigüedades, pero ver la pintura y el mueble que provocó esa pintura me dieron una sensación extraña y me quedé unos momentos apreciando esas obras.

Luego otra habitación con gente, luego una puerta que daba a una especie de patio, era la entrada al ecoparque, ¿entraré?... pues ya estaba ahí, y fui a ver que encontraba.



Un paraíso, eso encontré, un ambiente de bosque tropical, plantas que nunca había visto, gente leyendo en completo silencio en medio de la naturaleza, perdidos entre ella, por los rincones, debajo de las plantas. De hecho en esta foto hay una persona, ¿la puedes encontrar?



Plantas, árboles, bambú, tortugas, agua, no podía creer que hubiera todo eso ahí, detrás de la hacienda. Ni siquiera sé cuanto tiempo estuve ahí, pero valió la pena. Me imagino que la gente va a leer ahí para encontrar un rato de paz, como dicen, alejados del bullicio y de la falsa sociedad.











Y volví a confirmar que el estado de Colima es verde, verde.

2 comentarios:

Mimi dijo...

Que bonito post! nomas deja que tenga oportunidad y me lanzo a Comala!
Saludos

Ross dijo...

es mi post favorito hasta el momento =P