martes, 28 de abril de 2009

Detrás del disfráz

Apenas va un día con un cubrebocas y ya se ha vuelto sofocante. Al calor exterior hay que sumarle el calor propio rebotado en cada respiro.

Ayer me sentía vulnerable por estar desprotegida, hoy me siento segura pero agotada de tanto calor. Trato de convencer a la mente de que es por mi bien, que son mas seguros mis propios respiros que el aire fresco del exterior. Que más vale prevenir.

Aún hay gente que voltea a verme como bicho raro, es entendible pues uno normalmente no anda en la calle con un cubrebocas. Las miradas más sinceras son las de los niños, voltean y se quedan viendo, al parecer extrañados de que tanta gente use el mismo disfráz.

Por la mañana traía puesto mi cubrebocas casero, pero ya tarde estaba humedecido y me puse uno industrial. Con ese uno no sólo se ve raro... se siente raro. Me siento como una mosca con él. Una mosca pero segura pues no me los quito mas que para comer y cuando estoy en el departamento.

Por hoy ha sido extraño estar oculto tras un cubrebocas, pero mañana me espera otra jornada igual, aguantando más calor. ¿Cuánto tiempo durará esto?, ¿Cuánto tiempo deberemos usar un cubrebocas?, ¿Cuánto tiempo lo soportaré?...¿Y si me acostumbro a él?, ¿Y si después me da miedo quitarmelo?

En estos días hemos tratado de llevar la vida normal ocultos detrás de un pedacito de tela, así hacemos las compras, así trabajamos, así sonreimos y nos enojamos. Los ojos y las manos se han vuelto las mejores herramientas de comunicación con quien tenemos enfrente. Las sonrisas las dan los ojos, a señas nos comunicamos pues ya no se pueden leer ni siquiera un poco los labios.

Ahora dejo que mis ojos expresen lo que mi boca no quiere decir, pues hablar también cansa, hay que hablar más fuerte y más lento. Si moviendo la cabeza puedo decir sí, así lo hago.

Salir a la calle con cubrebocas en un principio me daba pena, pero después caes en la conclusión de que nadie te reconoce, vas de incognito, vas oculto con el mismo disfráz.

Probablemente algo de bueno nos deje esta experiencia, nos puede dejar mejores habitos, mayor educación y probablemente hasta unos ojos más expresivos del disfráz

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